"MALOS PELOS".
"CUENTO INFANTIL".
Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy lejano más allá del horizonte, vivía una pequeña niña que nunca quería peinarse. Su familia y sus amigos la llamaban “malos pelos”.
Pasaba las horas jugando y corriendo de aquí para allá, con su pelo despeinado sin hacer caso de lo que su madre le decía.
-¡Ay, hija mía!
¿Por qué no dejas que te peine y así podrás lucir tu pelo recogido y peinado para que vean lo guapa que eres?
-preguntó la madre a la niña.
-Pero mamá..:
-No quiero que me peines ni que me pongas guapa. Lo único que quiero es jugar y jugar.
-¡No puedes ir con esos pelos y tienes que ser obediente y escuchar lo que te dice tu madre! Puedes jugar, cantar, estudiar,… pero tienes que hacerlo limpia, peinada y arreglada.
-Pero mamá,
-¿No ves que si no vas peinada tus amiguitos se reirán de ti y no querrán jugar contigo?
Así pasaban los días y la pequeña niña cada vez se encontraba más sola porque los otros niños se burlaban de ella y le gastaban bromas cada vez más crueles.
- Malos pelos, malos pelos…le decían entre risas.
Una tarde salió solita a pasear por el campo y cuando estaba mirando un pequeño huerto escuchó una voz triste y apagada que le decía: -¡ay mi pequeña niña si tú supieras!
Miró a uno y a otro lado y nadie había.
¡Estoy aquí frente a ti!
-Sí, soy yo, el viejo y feo espantapájaros-
No te asustes, nada he de hacerte. No puedo moverme pero contemplo lo que me rodea y lo que sucede ante mí.
-La niña un poco sorprendida y asustada le preguntó: -¿Y qué es lo que quieres de mí? ¿Acaso me conoces de algo?
-Sí, sé quien eres y quiero ayudarte porque no quiero que te ocurra lo mismo que a mí.
-Yo era un niño feliz y contento pero me empeñé en no obedecer a mi mamá y no dejaba que me peinase. Iba despeinado al colegio, en casa y por la calle y poco a poco la gente se fue apartando de mí. No quise escuchar los buenos consejos de mis padres y una noche me sentí tan solo que empecé a llorar y a pedir ayuda gritando con una gran pena. El hada de los niños despeinados apareció en mi habitación y me dijo que si no cambiaba mi forma de ser me convertiría en un espantapájaros y así podría estar despeinado, solo y sin el cariño de nadie. No creí las palabras del hada. No hice caso de sus advertencias y aquí me tienes.
-No seas como yo. Aún estás a tiempo de corregir tus errores. Corre a casa y dile a tu mamá que la quieres y escucha sus consejos. La harás muy feliz si la obedeces y tú también lo serás, te lo aseguro.
Así lo hizo la pequeña niña y su madre se puso muy contenta. Para celebrarlo le hizo un peinado precioso y sus amigos le prepararon una fiesta sorpresa para mostrarle su cariño. A partir de ese día fue muy feliz, feliz con sus padres y amigos y feliz consigo misma.
***
( Lucién Bosán ).
*****
Comentarios
Publicar un comentario