"EL TREN".


"RELATOS LEVES".

    Los recuerdos de una parte de mi infancia están ligados a la imagen de un tren. Todavía hoy cuando se suceden me invade una cálida nostalgia.

    Mi primer viaje sin la compañía de mis padres lo realicé en un tren de cercanías. Estaba cuidado y limpio, era espacioso y me divertía su continuo traqueteo. El trayecto discurría entre montañas pobladas de pinos y atravesaba pequeños pueblos deteniéndose en la mayoría de ellos. Me ponía nervioso pensando en llegar a mi estación de destino. Me esperaban mis tíos, cariñosos y emocionados, con los que pasé tantos veranos inolvidables. ¡Qué mágico encanto entraña un viaje en tren! He pensado en ello muchas veces y sigo intrigado por este misterioso sentimiento.

    Recuerdo los trenes de antaño con sus imponentes locomotoras dibujando a su paso nubes de vapor en el cielo. Fueron protagonistas de innumerables viñetas y cuentos, ligados a los recuerdos de la niñez. Algunos eran trenes animados, con sonrisa infantil. En aquel entonces, los trenes eran los que nos transportaban a mundos desconocidos, abiertos a la aventura fascinante de viajar. Disfrutábamos recorriendo por sus raíles, paisajes sorprendentes que permanecían en nosotros como imágenes imborrables. Hacías nuevos amigos entre los compañeros de compartimento. Eran amigos circunstanciales que luego se perdían en el discurrir del tiempo. Te distraías recorriendo los largos pasillos de los vagones, cruzándote con otros pasajeros que hacían lo mismo que tú. Veías a través de la ventanilla cómo se sucedían velozmente los paisajes y no podías evitar pensar en el paso de la propia vida. Pasabas de un vagón a otro y saludabas a la gente con cordialidad y respeto.

    El tren del presente se ha beneficiado de los grandes avances de la tecnología. Son modelos ejemplares de comodidad, seguridad, rapidez y silencio. Sin embargo siguen conservando el encanto de los viejos trenes. Te permiten entrar en contacto con gentes distintas de las que acabas guardando un grato recuerdo. Los revisores y el personal de a bordo son en general amables y atentos y hacen que te sientas muy cómodo. Sientes el vértigo de la velocidad pero te sientes a la vez seguro y tranquilo.

    A veces pienso en el tren y me lo imagino como un largo y fabuloso túnel del tiempo, en el que te ves transportado a través de tu pasado, tu presente y tu venidero futuro.

    En más de una ocasión cuando circulo con mi coche por alguna carretera, suelo ver pasar a lo lejos un ligero y silencioso tren. Distingo pasajeros anónimos contemplando las imágenes veloces que escapan a su vista. ¿Quiénes serán? ¿A dónde se dirigirán? Suelo plantearme estas preguntas sin encontrar respuesta. Es parte del misterio que conlleva un tren en movimiento, acercándose a nosotros o alejándose hasta perderse en el horizonte.

    El tren ha sido un gran invento de la humanidad, de una más que evidente utilidad pero por encima de todo ha sido y es un invento lleno de vida. En cada vagón viaja un recuerdo, una vivencia, una añoranza, hasta una sorpresa. El ferrocarril, tanto el entrañable tren de secretas mercancías como el de fugaces pasajeros, transporta sin saberlo, también nuestros sentimientos.

***

( Lucién Bosán ).


******

Comentarios

Entradas populares