"PLAZA CILCA".


“PLAZA CILCA”.

    Recuerdos de Plaza Cilca, memorias de infancia, de adolescencia y juventud. Calles sin asfaltar llenas de charcos y piedras; niños jugando y viejos coches. Una larga tapia que nos separaba del mundo mágico y misterioso de nuestros juegos, “la tapia del jardín”. Saltar la pared y adentrarse en un mundo poblado de seres imaginarios, de cientos de escondites; sombras siniestras, tinieblas y aventuras que no querías que terminaran nunca. Jugábamos sin controlar el tiempo, sin pensar en acabar ni en regresar a casa. Tan sólo los chillidos de una desesperada madre que escuchabas en la oscura distancia, te hacían retornar al presente. No había horarios ni relojes. Una madre llamando a gritos, repitiendo tu nombre una y otra vez hasta que contestabas o te ponías a su alcance. Esas voces marcaban los tiempos. Había que volver a casa. El día terminaba y lo aceptabas a regañadientes con la nostalgia de quien ha perdido algo muy deseado. Intentabas consolarte pensando en el día siguiente, en ese mañana que quedaba muy lejos y que ansiabas que llegara lo antes posible para volver de nuevo al mejor de tus mundos. Eras tan feliz que no tenías ni tiempo para pensar en ello.

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( Lucién Bosán ).


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