"RECUERDOS BUENOS Y MALOS RECUERDOS".


    El misterio de los recuerdos vitales. Esas situaciones felices que viviste siendo dichoso y que se olvidan o quedan vagando en la memoria a la espera del esfuerzo de nuestro juego de recuerdos. Recuerdos alegres que se amontonan en el álbum de las vivencias del pasado sin tener presencia en el ahora de nuestras vidas. Son buenos recuerdos que no cobran apariencia si no se comparten, si no los despierta la complicidad de quien participó con nosotros. 

    Sin embargo los malos recuerdos, los recuerdos de los errores cometidos, de lo que hicimos y no debimos hacer, se aferran en la primera línea de pensamientos y tornan y retornan una y otra vez. Reclaman su protagonismo y están ahí, de pie, mirándonos de frente, retándonos, sabiéndose ganadores. Los malos recuerdos nos acompañan y aunque queramos dejarlos atrás y tratemos de que se queden apagados y dormidos, nos buscan y nos encuentran y resulta imposible deshacerse de ellos. Son como esos amigos que no queremos que lo sean pero que se empeñan en serlo. Malos recuerdos que conservan imágenes intactas, detalles precisos, que se asemejan a esas fotos terribles que al ver apartamos la vista o que tapamos para no contemplar. Los recuerdos negros son compañeros de viaje, presentes e inseparables, amigos que no renuncian a nuestra compañía. Son los primeros que contemplamos al abrir el baúl de nuestros pensamientos. Brillan con luz propia, resulta imposible no verlos y aunque intentes esconderlos te encuentran. Te avisan una y otra vez de su existencia y te llaman y te gritan y te susurran. No puedes dejar de mirarlos porque están ahí, justo enfrente, mirándote con esa mirada de quien sabe que te conoce. Recuerdos arrogantes e incansables que toman nuestra mano y no la sueltan, que se sustentan de nuestra compañía. 

    Malditos recuerdos, anfitriones del baile de nuestros pensamientos. Estamos inmersos en un misterioso juego de contradicciones. Los buenos recuerdos se van muriendo y los malos se empeñan en mantenerse vivos.

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( Lucién Bosán ).


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