"CUENTAPENAS".


"BREVIRRELATO".

    Al final lo mejor es repetir una y otra vez la frase de “todo bien, sí, todo está bien”. Aunque no sea verdad, es un mantra liberador. Al menos no te sientes un “cuentapenas”. La gente, hasta la más cercana, huye de los recitadores de lamentos. Uno aprende a lamer sus heridas en la más estricta soledad. Y puedes acabar sintiéndote engañosamente bien, a pesar de lo mal que estás en realidad. Es sólo cuestión de proponérselo. Ya lo decía Flaubert: “Cuidado con la tristeza, es un vicio”.

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( Lucién Bosán ).


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