"LA BURLA DEL AZAR".


"BREVIRRELATO".

    Se abanicaba acalorada, excitada y nerviosa. Un ligero mador cubría su rostro desencajado como signo irremediable del jugador obsesivo.

    Entre partida y partida, tan sólo un par de minutos que resultaban para aquella mujer una espera insoportable. El vicio exige prontitud porque la necesidad de satisfacerlo, se viste con la urgencia de su cumplimiento.

    Llevaba horas jugando, horas que para ella habían dejado de ser tiempo. El jugador pierde la noción cronológica con facilidad, al igual que un niño la pierde abstraído en sus felices juegos.

    Sentada en el mismo sitio, cansada sin saberlo, jugaba cartón tras cartón esperando ansiosa completar la combinación mágica de números, que le permitiese gritar al fin liberada, el “evohé” de los ludópatas, el vulgar nombre del juego : ¡Bingo!

    La soledad es cómplice del jugador, que pretende hacer pasar desapercibido su vicio, compartiendo en público sin percatarse, su agónica búsqueda de la suerte. Suerte falaz, disfrazada de números que engañan por su cercanía y proximidad aparentes, pero que ocultan la lejana e incierta probabilidad de conseguir el premio. La obsesión de ganar y de seguir jugando domina la voluntad del jugador; le impide darse cuenta de que la suerte no se tiene ni se busca, la suerte es en sí misma caprichosa y elige al azar a la persona que se le antoja. La obsesión es uno de los peores castigos que puede sufrir el ser humano. Cuando está despierta, juega, dominadora e impertinente con nuestra atribulada mente. Cuando duerme durante nuestro sueño, descansa latente, esperando autosuficiente, nuestro despertar inocente.



( Finalista II Concurso Relatos Cortos Isonomia 2013 ).



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( Lucién Bosán ).



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